jueves, 28 de enero de 2010

Cuando Avelino vino a visitarle

Avelino es un tipo curioso, buen amigo del señor Gurmendi y poco mayor que éste. Ha venido desde muy lejos y se quedará unos días a dormir. Viste al estilo dandy, acompañándolo de una gran sonrisa, que le caracteriza.
A la mañana después de llegar, en el balcón apretujados, pues es bien pequeño, Avelino comienza una conversación preguntando al señor Gurmendi por el tiempo que ha pasado en los últimos meses.
"A veces no se, Avelino, si la ciudad está entre rejas o si de lo contrario soy yo quien la ve estando encarcelado. Estos días oscuros de invierno me llegan profundamente y no me dejan reposar en paz cuando así lo deseo. ¿No tienes también esa sensación de que el aire corta tus pensamientos cuando caminas por la calle, como si de una espada afilada se tratara?

domingo, 17 de enero de 2010

De cuando nevó



El señor Gurmendi no está seguro si la nieve que inunda las calles se presenta con objeto de amistad o si de lo contrario es más bien una intimidación del agua de lluvia, que piensa quedarse para someter la ciudad a la paralización del tiempo.

El señor Gurmendi se abriga excesivamente con varias capas de ropa vieja que guarda, para este tipo de ocasiones, en el sótano, y da los primeros pasos hacia el exterior de su casa. Su impresión es un tanto singular, y no acaba de completarse hasta llegar a su parque habitual, donde la capa de nieve no ha cogido el color oscuro de los humos de escape, sino luce un blanco de lo más espectacular y enternecedor. Ahora se sienta inmóvil en un banco y detiene el tiempo.